martes, 23 de abril de 2024

La ternura


Una ternura incomprensible e inusual, que mana de algo más antiguo que las convenciones y las jerarquías que los separan y colocan a cada uno en sus respectivas casillas. Un entendimiento insólito, que los arrastra y los subyuga, que a veces se transforma en impulsos de algo que se parece al deseo, pero no lo es del todo; de algo que se parece al amor, pero no lo es del todo.

(Paula Ducay. La ternura. Madrid, Altamarea Ediciones, col. Barlovento, 19, 2024)

Día del Libro

Algunas veces he soñado, al menos, que cuando llegue el día del Juicio Final y los grandes conquistadores y juristas y hombres de Estado vayan a recibir su recompensa –sus coronas, sus laureles, sus nombres esculpidos en mármol imperecedero--, el Todopoderoso se dirigirá a Pedro y le dirá, no sin cierta envidia cuando nos vea llegar con nuestros libros bajo el brazo: “Mira, estos no necesitan recompensa. No tenemos nada que darles aquí. Han amado la lectura.

(Virginia Woolf. “¿Cómo debería leerse un libro?”, en El lector común. Selección, traducción y notas de Daniel Nisa Cáceres. Barcelona, Lumen, 2009)

sábado, 20 de abril de 2024

Los amantes

Harux y Harix han decidido no levantarse más de la cama: se aman locamente, y no pueden alejarse el uno del otro más de sesenta, setenta centímetros. Así que lo mejor es quedarse en la cama, lejos de los llamados del mundo. Está todavía el teléfono, en la mesa de luz, que a veces suena interrumpiendo sus abrazos: son los parientes que llaman para saber si todo anda bien. Pero también estas llamadas telefónicas familiares se hacen cada vez más raras y lacónicas. Los  amantes  se  levantan  solamente  para  ir  al  baño,  y  no  siempre;  la  cama  está  toda desarreglada, las sábanas gastadas, pero ellos no se dan cuenta, cada uno inmerso en la ola azul de los ojos del otro, sus miembros místicamente entrelazados.

La primera semana se alimentaron de galletitas, de las que se habían provisto abundantemente. Como se terminaron las galletitas, ahora se comen entre ellos. Anestesiados por el deseo, se arrancan grandes pedazos de carne con los dientes, entre dos besos se devoran la nariz o el dedo meñique, se beben el uno al otro la sangre; después, saciados, hacen de nuevo el amor, como pueden, y se duermen para volver a comenzar cuando despiertan. Han perdido la cuenta de los días y de las horas. No son lindos de ver, eso es cierto, ensangrentados, descuartizados, pegajosos; pero su amor está más allá de las convenciones.

(Juan Rodolfo Wilcock. "Los amantes", en El caos. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1974)

viernes, 19 de abril de 2024

Temblor


Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. Hay alguien aquí que tiembla.

(Alejandra Pizarnik. Extracción de la piedra de locura, en Poesía completa. Edición de Ana Becciu. Barcelona, Lumen, 2003)

martes, 16 de abril de 2024

¿Sabías que los cocodrilos guardan a sus bebés adentro de sus mandíbulas?

Mi madre no dejaba que nadie entrara en su mandíbula, sólo yo entraba, su becerra de lodo. Y resbalé por su garganta. Y rasgué su estómago. Una hija nunca se da cuenta de que algún día le tocará ser la madre de la mandíbula. Pero tú eres como mi hija porque eres mi alumna. Me hago responsable de todo el daño que causas. Ábrete bien. Vamos juntas a apagar las luces para que aparezca el Dios Blanco de tu mente. La inmensa verdad de la nada. Lo sabes ¿no? Claro que sí. Claro que lo sabes. Sabes que las niñas que imaginan demasiado terminan enfermas, pero ahora vas a aprender algo importante. Ponte contenta. Este es el color del miedo. Blanco de la leche. Blanco de la muerte. Cráneo nevado de Dios. Bienvenida a la mandíbula volcánica de mi casa. Entremos.

(Mónica Ojeda. Mandíbula. Barcelona, Candaya, 2022, 7ª edición)

Te va a costar mucho, pero lo vas a hacer.

Te va a costar mucho, pero yo te voy a enseñar.

Sólo tienes que escucharme.

Sólo tienes que entrar en el miedo.

miércoles, 3 de abril de 2024

Imprescindible, un libro entre libros


Esa curiosidad omnímoda que es la característica central de los grandes amantes de la vida: los que ven la unión invisible debajo de lo diverso.

(Juan Forn. Yo recordaré por ustedes. Prólogo de Mariana Enríquez. Barcelona, Seix Barral, 2023)

viernes, 29 de marzo de 2024

Cristo en la cruz

 

Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra.

Los tres maderos son de igual altura.

Cristo no está en el medio. Es el tercero.

La negra barba pende sobre el pecho.

El rostro no es el rostro de las láminas.

Es áspero y judío. No lo veo

y seguiré buscándolo hasta el día

último de mis pasos por la tierra.

El hombre quebrantado sufre y calla.

La corona de espinas lo lastima.

No lo alcanza la befa de la plebe

que ha visto su agonía tantas veces.

La suya o la de otro. Da lo mismo.

Cristo en la cruz. Desordenadamente

piensa en el reino que tal vez lo espera,

piensa en una mujer que no fue suya.

No le está dado ver la teología,

la indescifrable Trinidad, los gnósticos,

las catedrales, la navaja de Occam,

la púrpura, la mitra, la liturgia,

la conversión de Guthrum por la espada,

la Inquisición, la sangre de los mártires,

las atroces Cruzadas, Juana de Arco,

el Vaticano que bendice ejércitos.

Sabe que no es un dios y que es un hombre

que muere con el día. No le importa.

Le importa el duro hierro de los clavos.

No es un romano. No es un griego. Gime.

Nos ha dejado espléndidas metáforas

y una doctrina del perdón que puede

anular el pasado. (Esa sentencia

la escribió un irlandés en una cárcel.)

El alma busca el fin, apresurada.

Ha oscurecido un poco. Ya se ha muerto.

Anda una mosca por la carne quieta.

¿De qué puede servirme que aquel hombre

haya sufrido, si yo sufro ahora?

(Jorge Luis Borges. Los conjurados, Madrid, Alianza Editorial, 1985. En la imagen, reproducción del “Cristo crucificado” de Velázquez, hacia 1632, Museo del Prado)

domingo, 24 de marzo de 2024

Seguir viviendo

El suicidio más apropiado para mí es, por lo visto, la vida.

(Imre Kertész. Diario de la galera.

Traducción de Adan Kovacsics.

Barcelona, El Acantilado, 2004)

miércoles, 20 de marzo de 2024

Solo


Y yo sólo deseo salvar mi claridad,
sonreír a la luz de cada nuevo día,
mostrar mi firme horror a todo lo que muere.

(Antonio Colinas. Sepulcro en Tarquinia. Barcelona, Lumen, 1976)

martes, 19 de marzo de 2024

La canción del tiempo

¿Qué es la voz? La pérdida es. ¿Qué es la voz? La falta es. ¿Qué es la voz? El abandono es. ¿Qué es la voz? La tristeza es. Una voz nueva y celeste nace del corazón. Es una voz que abre el sexo de la montaña con su viejo canto. Canta ella el gran poema del sol, canto el poema de la sangre y el canto dice: tenemos miedo porque amamos, tenemos miedo porque vulnerables somos, tenemos miedo porque vamos a morir. ¿Qué es la voz? El parto es. ¿Qué es la voz? La ternura es. Chamanes eléctricos cabalgan tormentas en la cordillera. Cabalgan rayos, cabalgan truenos. Hay una voz que canta desde el interior la vieja canción del tiempo y el canto dice: el cuerpo es una fiesta que se arma sobre el duelo. El canto canta: el miedo es bello porque amamos, porque vulnerables somos, porque vamos a morir. Canta el tiempo la gran canción del cuerpo. El poema del sol tiembla desde el fondo del agua: la vida acuática es breve, ay, pero las montañas eternas son. Entra la voz del agua en el sexo abierto de las montañas. Entra lo pequeño en lo gigante, lo fugaz en lo eterno. La fuerza es la voz que dice: escúchame, traigo vivo al animal del tiempo. Un canto antiguo es. Un canto de garra. Escúchame: la voz oscura es, pero resplandece. Escúchame: estar a salvo no es vivir. ¿Qué es la voz? El miedo es. ¿Qué es la voz? La pasión es. ¿Qué es la voz? La fiesta del sol es.

(Mónica Ojeda. Chamanes eléctricos en la fiesta del sol

Barcelona, Penguin Random House, 2024)

Las palabras que son pronunciadas violentan la divinidad del silencio.

Las palabras escritas la protegen.